Tanto si eres un apasionado del bricolaje y las reformas, como si, simplemente, de vez en cuando te gusta hacer alguna reparación doméstica, seguro que se te ha pasado por la cabeza montar tu propio taller en casa. Lo primero que debes saber es que no es una tarea complicada. El primer paso es el de contar con un espacio en casa que puedas acondicionar para ello. En contra de lo que se piensa en muchas ocasiones, tener un taller hace que tengas mucho más ordenadas tus herramientas, de lo contrario suelen estar repartidas por diferentes lugares. Ayuda a diferenciar mejor el tiempo que dedicas a las labores de reparación. A partir de ahora, cuando estás inmerso en el trabajo, rodeado de tus herramientas, podrás decir eso de “lo que pasa en el taller se queda en el taller”.
A continuación te ofrecemos cinco consejos que debes tener en cuenta cuando pongas en marcha y organices tu propio taller en casa:
1. Decide qué tipo de taller quieres.
Aunque parezca obvio, antes de planificar hay que decidir qué tipo de instalación queremos. ¿Con cuánto espacio contamos? ¿Cuál es nuestro presupuesto para acondicionarlo y equiparlo? ¿Lo vamos a usar solo nosotros, o alguien más de la familia? ¿Queremos un taller eléctrico, mecánico o multifuncional? ¿Vamos a usarlo con mucha o con poca asiduidad?. Todas ellas son preguntas que nos ayudarán a perfilar nuestra idea. Podemos distinguir entre tres tipos de talleres. Los primeros son aquellos en los que se realizan trabajos ‘limpios’, como artísticos, de ebanistería, de restauración, etc. Los segundos son los talleres de bricolaje común, para electricidad, carpintería o pintura. Por último, están los talleres mecánicos, para forjas, cerámicas, etc.
2. El garaje es un espacio idóneo para ubicarlo.
Un garaje puede ser un lugar perfecto para un taller doméstico. Sobre todo, porque si es del tamaño estándar para que en él quepa un coche, tendremos espacio suficiente para el banco y las herramientas. A eso se le suma la ventaja de que cuenta con un acceso sencillo a otras estancias, buena ventilación y facilidad para el transporte de los materiales que necesitemos.
3. Organiza los espacios en torno al banco de trabajo.
Es la pieza clave de todo el taller. Diferenciamos entre ‘banco limpio’, para trabajos que dejen residuos fáciles de limpiar, y ‘banco sucio’, que se mancha con disolventes, pinturas y otros líquidos que habrá que eliminar con una toma de agua y un desagüe. Un banco de trabajo debe tener una mesa de trabajo en la que se puedan dibujar esquemas, un banco de carpintero para trabajar la madera, y un banco de mecánico, en el que se instala el tornillo, con el que se fijan las piezas que marcar, cortar, ensamblar, etc.
4. Prioriza la seguridad de la instalación eléctrica.
La instalación eléctrica de nuestro taller debe adecuarse a nuestras necesidades concretas. Es clave contar con una derivación eléctrica única y exclusiva para el taller. Siempre se deben evitar los empalmes y los cables sin fijación, apostando por una instalación segura del cableado, los interruptores y las tomas de corriente. Los componentes eléctricos deben estar protegidos de golpes y lejos de sustancias y materiales peligrosos.
5. Invierte en aislamiento acústico y térmico.
Paredes, techos y en ocasiones también los suelos de nuestro taller, deberían estar aislados, sobre todo si vamos a realizar tareas especiales. No requiere el desembolso de una gran cantidad de dinero y nos ahorrará graves molestias dentro de la casa y en las de los vecinos. Hay que tener en cuenta, a la hora de realizarla, que puede implicar la modificación de alguna base de enchufe o de algunos puntos como los desagües.
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